Actividades para enseñar tolerancia a la frustración a tu hijo/a (sin gritos ni castigos)
Todos, grandes y pequeños, sentimos frustración. Pero a diferencia de los adultos, los niños aún no han aprendido qué hacer cuando esa emoción aparece. Es por eso que muchos pequeños reaccionan con enojo, llanto o incluso con “berrinches” cuando las cosas no salen como esperaban.
En Trivu lo vemos todo el tiempo: niñas y niños que no están “portándose mal”, sino atravesando una emoción que les rebasa. La tolerancia a la frustración no se hereda ni se aprende sola. Se enseña, se practica... y se acompaña con paciencia y amor.
Aquí te compartimos algunas herramientas sencillas pero poderosas que puedes aplicar en casa para ayudar a tu hijo/a a desarrollar esta habilidad tan importante para su bienestar emocional infantil.
1. Haz un mapeo corporal (y conviértelo en juego)
Una de nuestras estrategias favoritas es el mapa corporal de las emociones. Dibuja junto a tu hijo/a la silueta de un cuerpo (puedes buscar una en internet si prefieres imprimirla). Luego pregúntale:
“¿Qué sientes en tu cuerpo cuando te enojas?” Tal vez diga que le late muy rápido el corazón, le pican las manos o le arde la cabeza. Coloreen juntos esas zonas en rojo.
Esto ayuda a tu hijo/a a reconocer que su cuerpo le está dando señales de que necesita ayuda. Es una forma de cultivar la inteligencia emocional desde la infancia.
2. Conoce sus desencadenantes
Cada niño tiene sus propios "detonantes". Aprender a identificarlos es clave para prevenir explosiones emocionales.
Algunos desencadenantes comunes son:
Transiciones (como terminar de jugar e irse a bañar)
Conflictos con otros niños
Dificultades escolares o motrices (como no poder recortar bien)
Sentirse incomprendido
Tener hambre o estar cansado
Cambios inesperados en la rutina
Llevar un pequeño registro puede ayudarte mucho. Anota qué pasó antes de un momento difícil, la hora del día y cómo se sintió tu hijo/a. Esto les dará claridad a ambos.
3. Hagan una lista de “cosas que me enojan”
Sentarse juntos a escribir (o dibujar) todas las cosas que le enojan puede ser muy liberador. Mientras tu hijo/a nombra cada cosa, valida lo que siente:
“¡Uy sí, eso también me hace enojar a mí!” Luego, rompan la lista en pedacitos y láncenlos al aire. Esta acción tan simple les da una sensación de “descarga emocional” que suele traer alivio inmediato.
4. Enseña el semáforo de la calma (¡y ponlo en la refri!)
Todos los niños entienden lo que significa un semáforo:
Rojo: alto
Amarillo: piensa
Verde: actúa
Enséñale a usar esa imagen para manejar la frustración:
Cuando se sienta mal, que imagine la luz roja: ¡detente!
Luego, use la respiración profunda: inhalar 4 segundos, retener 3, exhalar 4
En luz amarilla, que piense en tres soluciones: ¿pedir ayuda?, ¿intentar de nuevo?, ¿cambiar de actividad?
En luz verde, que elija una y siga adelante
Haz un semáforo de cartulina y colócalo en un lugar visible como el refrigerador. Con el tiempo, esta herramienta se vuelve natural.
La clave: presencia, conexión y repetición
La regulación emocional infantil no ocurre en solitario. Los niños aprenden a calmarse gracias a nuestra presencia y guía constante. Sí, puede tomar tiempo... pero cada intento cuenta.
En Trivu te acompañamos a ti también, porque entendemos que criar desde la conciencia a veces duele, incomoda y nos confronta con nuestras propias emociones.
Aquí no damos fórmulas mágicas, pero sí herramientas reales para construir una crianza más conectada y humana.
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En Casa Trivu somos expertas en el acompañamiento emocional de niñas y niños, ayudándoles a desarrollar habilidades para manejar sus emociones, fortalecer su autoestima y mejorar su conducta. También ofrecemos asesoría personalizada para madres y padres que desean criar con más conciencia y conexión.
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